HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







sábado, 16 de abril de 2016

Nosotros, los filósofos, no somos libres de separar el cuerpo del alma

"Un filósofo... no puede actuar de otra manera más que transformando continuamente su situación bajo la forma y lejanía más espirituales -la filosofía es precisamente este arte de la transfiguración. 
Nosotros, los filósofos, no somos libres de separar el cuerpo del alma, como lo hace el pueblo; aún menos libres para separar el alma del espíritu... 
Nosotros continuamente tenemos que parir nuestros pensamientos desde nuestro dolor y proveerles maternalmente de todo cuanto hay en nosotros de sangre, corazón, fuego, placer, pasión, tormento, conciencia, destino, fatalidad. 
Vivir -ello significa para nosotros transformar continuamente todo lo que somos en luz y en llama, también todo lo que nos hiere. 
Simplemente no podemos hacer otra cosa...
Sólo el gran dolor, ese largo y lento dolor que se toma tiempo, en el que nos quedamos de forma parecida a la leña húmeda, nos obliga a nosotros, filósofos, a descender a nuestra última profundidad, así como a apartar de nosotros toda la confianza, toda la buena disposición, encubrimiento, suavidad, vulgaridad, en las que tal vez habíamos encontrado nuestra humanidad. No sé si un dolor semejante nos hace 'mejores'; pero sí que sé que nos hace más profundos."
Vivir -ello significa para nosotros transformar continuamente todo lo que somos en luz y en llama, también todo lo que nos hiere. 
Simplemente no podemos hacer otra cosa...
Sólo el gran dolor, ese largo y lento dolor que se toma tiempo, en el que nos quedamos de forma parecida a la leña húmeda, nos obliga a nosotros, filósofos, a descender a nuestra última profundidad, así como a apartar de nosotros toda la confianza, toda la buena disposición, encubrimiento, suavidad, vulgaridad, en las que tal vez habíamos encontrado nuestra humanidad. No sé si un dolor semejante nos hace 'mejores'; pero sí que sé que nos hace más profundos."

F. Nietzsche: "La ciencia jovial", Biblioteca Nueva, prefacio a la segunda edición, #3

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